¿Tu como practicas la educación para la paz?
Una de las preguntas que muchos de los jóvenes universitarios nos preguntamos cada día es: ¿Realmente hago lo correcto? y no en el aspecto académico, sino en el accionar de como contribuimos al bien común, un ejemplo seria, ayudar a esa vecina algo mayor que difícilmente puede cortar su césped, o cuidarle los hijos a una tía o sencillamente a un conocido de confianza.
Es ahí, donde aplicamos nuestro mayor y mas recurrente valor que la mayoría de las personas tienen, la solidaridad, una virtud que de forma muy puntual termina siendo un aliciente para ayudar, sin pedir nada a cambio, el hecho de tener valores nos hace especiales, y de cierta forma nos diferencia del resto de seres vivos de este maravilloso mundo que nos rodea. Desde niños se nos inculca el valor del respeto, el no tocar cosas ajenas, el no romperlas, el no insultar y una infinidad de términos que tanto mama y papa nos impera desde una edad muy temprano, en ocasiones, y, muy desafortunadamente algunas personas hacen caso omiso a esto, o quizás desde niños estuvieron ajenos al amor que los padres le otorgan y que, forman los cimientos de la cultura de la paz.
Las acciones altruistas son bien vistas por la comunidad, pero son pocos los que se atreven realmente a aplicarlas, no por el hecho de que no les nazca, sino que no siempre se puede ayudar a todos, creo firmemente que si tratas bien a una personas, este responderá de forma reciproca, tu le sonríes a la vida, y esta ultima hará lo mismo contigo, por ello, me gustaría mencionar un actor del que poco se habla, de hecho, lo considero una parte angular de como vemos la paz hoy en día, y si, me refiero a los jóvenes, el futuro de este mundo, ellos y como anteriormente, son la base no solo del mañana, sino también del mismo presente, la educación facilita y es una puerta de entrada que sin duda conducirá el camino de la paz, de la tranquilidad, vivir en una utopía podría sonar ridículo en los tiempos en los que vivimos, sin embargo, es mar absurdo pensar en mundo donde la no inclusión es el pan de cada día, los valores se enseñan en la casa, pero donde verdaderamente los aplicas, es con el prójimo.